alerta: precipitación de ñandúes;
me han arrancado el corazón del pecho
tantas veces
sin querer,
como un hilo que se engancha en un alambre y se estira y estira y estira
hasta que ya no es nada
y entonces en vez de calentar el suéter nos da frío
me da frío el vacío del pecho y las ganas de búsqueda
y tengo miedo de encontrar mi piuqué tan pisoteado
de volverlo a meter adentro
en su cárcel sin paredes ahí todo expuesto
chiquito desnudo;
me he arrancado el corazón tantas veces
que la sangre ya no salpica mis manos.
Camil Fernandez C.